BURGOS EN LA INDEPENDENCIA DE ESTADOS UNIDOS (1777)
JOSÉ LUIS MORENO PEÑA
RESUMEN. En el mes de marzo de 1777 se entrevistaron en Burgos Arthur Lee, enviado por las colonias inglesas sublevadas en América del Norte para solicitar ayuda en la guerra con Gran Bretaña, y el Marqués de Grimaldi, Secretario de Estado, en representación del Rey Carlos III. Se le confirmó el apoyo de España, que proporcionaría asistencia financiera, logística y militar. La implicación inmediata en la confrontación bélica no se consideró factible, aunque no se descartaba para un momento posterior.
PALABRAS CLAVE. Burgos. Vitoria. Madrid. Florida. Pensacola. Misisipí. Carlos III. Monarquía hispánica. Arthur Lee. Diego de Gardoqui. Jerónimo Grimaldi. Floridablanca. Conde de Aranda. Benjamín Franklin. Silas Deane. Marqués. Duque. Ministro de Estado. Comisario. Congreso de los Estados Unidos de América. Guerra de los Siete años. Paz de París.
ABSTRACT. In March 1777, Arthur Lee, sent by the revolted English colonies in North America to request help in the war with Great Britain, and the Marquis of Grimaldi, Secretary of State, representing King Charles III, met in Burgos. He was confirmed the support of Spain, which would provide financial, logistical and military assistance. Immediate involvement in the war confrontation was not considered feasible, although it was not ruled out for a later time.
KEYWORDS. Burgos. Vitoria. Madrid. Florida. Pensacola. Mississippi. Charles III. Hispanic Monarchy. Arthur Lee. Diego de Gardoqui. Jerónimo Grimaldi. Floridablanca. Count of Aranda. Benjamin Franklin. Silas Deane. Marquis. Duke. Minister of State. Commissioner. Congress of the United States of America. Seven Years' War. Peace of Paris.
El 23 de febrero de 1777 entraba en territorio español desde Francia Arthur Lee, que se presentaba como "Comisario plenipotenciario del Congreso de los Estados Unidos de América". Venía con la misión de solicitar el reconocimiento de la independencia de las colonias inglesas sublevadas en América del N y apoyo para la guerra emprendida por los rebeldes contra la metrópoli. El gobierno de la Monarquía hispánica no permitió que llegara hasta Madrid y lo retuvo en Burgos, donde se entrevistó, en un ambiente de sigilo, con un emisario real. Se le confirmó la aportación de una pronta ayuda financiera, logística y militar. La implicación inmediata en la confrontación bélica no se consideró factible de momento, aunque no se descartaba para más adelante.
Complejidad geopolítica y dificultades geoestratégicas.
La Corona española sentía la amenaza que la arrogancia imperialista de Inglaterra representaba para las dependencias hispanoamericanas. Parte de ellas ya le habían sido arrebatadas tras la guerra de los Siete años. En 1763, la "Paz de París" había ratificado la pérdida por España, entre otros territorios, de Florida, de Pensacola, con su bahía, y de las tierras situadas al E y SE del Misisipí. Pasaron a engrosar los dominios británicos.
En Gran Bretaña reinaba la euforia por las victorias, pero en las colonias empezaban a sentirse víctimas de una actitud de prepotencia y surgía una percepción de agravios. La situación de precariedad económica subsiguiente a la guerra había llevado a la creación de nuevos impuestos, muy impopulares y origen de descontento. A algunas protestas sucedieron amotinamientos más graves. Desembocaron en una rebelión con incidentes y choques armados, en la creación de un ejército y en la celebración de un Congreso que, con representación de las 13 colonias, se reunió en Filadelfia. En su tercer período de sesiones proclamó —4 de julio de 1776— la "Declaración de independencia de los Estados Unidos de América".
Los insurgentes eran conscientes de su fragilidad económica y militar. Enviaron, por ello, emisarios —Benjamín Franklin, Silas Deane y Arthur Lee— para que solicitaran ayuda para su causa en los países europeos. Se interesaban sobre todo por la intervención de Francia y España, que, aunque habían sido derrotadas y debilitadas en la Guerra de los Siete años —1756-1763— contra Inglaterra, seguían siendo potencias importantes en el concierto internacional.
La posición española se articulaba a partir de un conjunto de realidades e intereses contrapuestos.
Se consideraba que los acontecimientos recientes de América del Norte afectaban directamente a los dominios españoles. Si Inglaterra salía airosa continuaría el peligro por su afán expansionista sobre ellos. Pero había, también, dudas de que la ayuda a los sublevados fuera garantía de seguridad. El triunfo de los insurgentes podía ser un mal ejemplo para los territorios hispanoamericanos. Se evidenciaba, por otra parte, que situarse al margen de la contienda tampoco auguraba tranquilidad futura1.
La coyuntura económica de España, afectada por una crisis, era desfavorable, se percibían debilidades en su capacidad militar y estaba, además, inconcluso un enfrentamiento con Portugal. Por ello no era asumible, de momento, involucrarse en otra guerra.
El gobierno se debatía entre ideas divergentes sobre cómo enfocar el asunto. El Rey Carlos III preconizaba una actitud prudente, en espera de la recuperación económica. Su ministro de Estado, Floridablanca, era contrario a la intervención militar. Se inclinaba por apoyar a los insurrectos con ayuda económica y suministro de armas. En cambio, el influyente Conde de Aranda, a la sazón embajador en París, era partidario de que España declarase la guerra a Inglaterra2. Con este panorama de indefiniciones y de ideas contrapuestas como telón de fondo se concibió el viaje de Arthur Lee a España.
En París la delegación del Congreso norteamericano se entrevistó con el embajador español, que ya estaba advertido por su Gobierno de la necesidad de prudencia por el "reparo a hacer un tratado formal con unas provincias que hasta ahora sólo están miradas como reveldes"3. Le entregaron un dossier descriptivo de la realidad de la nueva Nación
"Al Comité de Correspondencia secreta
París, 17 enero de 1777.
... Poco después presentamos una memoria de la situación actual de nuestros Estados (...) junto con los artículos de la confederación general (...) Le entregamos copias de todos estos documentos al Conde de Aranda, el Embajador de Su Majestad Católica aquí, para que las comunique a su Corte...
Benjamin Franklin, Silas Deane, Arthur Lee"4.
Después los tres agentes estadounidenses acordaron que uno de ellos visitara España5. El Conde de Aranda informó a Madrid
"En 31 de Enero dio parte el Embaxador de la determinación tomada por los Diputados Americanos de que pasase a Madrid M.r Lee, uno de ellos, suponiendo tener que comunicar varios puntos, que, siendo relativos a sólo la España, exijían su presencia en aquella corte"6.
Los Diputados americanos, por su parte, comunicaron este propósito al Congreso
"Franklin, Deane y Lee al Comité de Correspondencia Secreta
París, 6 Febrero, 1777.
Al descubrir que nuestra residencia aquí juntos es casi tan cara como si estuviéramos separados, y teniendo razones para creer que uno de nosotros podría ser útil en Madrid (...) hemos acordado que el Sr. Lee vaya a España (...) El Sr. Lee partirá mañana, habiendo obtenido pasaportes y una carta del Embajador de España aquí para el Ministro de allá...
Franklin, Silas Deane, Arthur Leequot;7.
Lee se entrevistó con el Conde de Aranda, obtuvo un pasaporte y salió de París el 7 de febrero con una carta de presentación del embajador, el cual de nuevo se apresuró a informar a Madrid del viaje que emprendía el americano. La noticia no fue del agrado del Gobierno, que dispuso medidas para que aquella delegación pasara desapercibida. Estaba en el ánimo de la Corte de Carlos III proporcionar apoyo encubierto, pero no se planteaba un reconocimiento oficial de manera inmediata.
"Y en quanto a la ida a Madrid del Diputado Lee, que el Embaxador había participado, se le respondió que no teniendo allí por conveniente la presencia de este Americano por no estar el Rei en ánimo de descubrir sus intenciones hasta ver la proporción de executarlas, se había encargado al Duque de Grimaldi (...) encontrarle en la ruta y disuadirle de su idea de pasar adelante (...) y se redugese a volver a París después de haberle manifestado la buena disposición de la España (...) que quando se le presentase el Diputado le ratificase las seguridades que le había dado el Sr. Grimaldi en quanto a la buena disposición de la España para socorrer a las Colonias (...) significándole al mismo tiempo que no le hablaba como Embaxador ni en virtud de órdenes (...) sino como particular (...) porque el Rei no quería comprometerse por escrito ni de palabra"8.
Arthur Lee accedió a España, desde Bayona, el 23 de febrero. Pretendía exponer personalmente al Rey los pormenores de su misión. Carlos III no quería dar notoriedad a esa embajada, prefería que las negociaciones transcurrieran con sigilo, objetivo muy difícil de lograr en la Capital del Reino, pues sería imposible que su estancia pasara desapercibida aunque se disfrazase. Su presencia resultaba incómoda porque podía ser interpretada como un reconocimiento oficial, con las consiguientes protestas de Inglaterra. Optó por la discreción, se negó a recibirlo e impartió órdenes para que se le impidiera la llegada a Madrid y se le retuviera allí donde se detectase su presencia. En ese lugar sería recibido por un representante regio, que resultó ser el hasta hacía pocas fechas Ministro de Estado Jerónimo Grimaldi9. Como se desconocía cuál iba a ser el itinerario seguido se enviaron instrucciones para su interceptación a algunas ciudades —Pamplona, Burgos—, por las que era casi seguro que tenía que pasar.
"Viene caminando desde París con destino a esta Corte un caballero inglés, llamado Arthur Lee, bien que ignoro si para el viaje a tomado algún otro nombre supuesto (...) prevengo a V. m. observe con la mayor vigilancia y disimulo cuándo pasa por ahí el citado caballero (que habla sólo su propio idioma) y le entregue en su mano la adjunta carta, tomando antes de él mismo algunas señas que acrediten la identidad de la persona, a cuyo efecto puede servir la noticia de que trahe para mí otra del Conde de Aranda (...) si después de leer mi carta y entregar o no una respuesta se pusiese de nuevo en camino hacia Madrid me lo avise V. m..."10.
Se descubrió su paso en la ciudad de Burgos el 28 de febrero. El Administrador de Correos, a quien el Gobierno había impartido las anteriores instrucciones, le dio la carta que, escrita en inglés y con Lee como destinatario, había recibido procedente de Madrid11. En ella se le advertía que debía detenerse en el lugar en que se encontraba y esperar la llegada de un delegado real
"De James Gardoqui a Arthur Lee.
Madrid, Febrero 17, 1777
Sir,
Mi persona y mi casa, en el sentido comercial, son bien conocidas en las colonias americanas, no sólo por nuestra correspondencia de treinta a cuarenta años, sino también por el verdadero afecto con que nos hemos esforzado en servirles. Hace poco he llegado a Madrid por algunos asuntos particulares, que han ocasionado mi trato con los ministros de Estado, [con] quienes (...) he hablado de su venida de París a España, sin duda con el propósito de tratar el tema de las Colonias (...) Pero he oído que en un lugar tan pequeño como Madrid sería absolutamente imposible permanecer de incógnito, ya sea por su propio nombre o por cualquier otro nombre, y por supuesto sería espiado (...) y en consecuencia no podría tratar con los ministros sin dañar a las Colonias en el más alto grado
(...)
El marqués de Grimaldi tiene la intención de partir pronto hacia Vizcaya, y yo me propongo hacer lo mismo con mi casa de Bilbao, por lo que podremos reunirnos en Vitoria, donde nos quedaremos con un buen disfraz hasta que nos encontremos (...) y como este noble ministro (...) conoce perfectamente las intenciones de Su Majestad, creo que es la persona más adecuada con quien puede tratar en dicho lugar o en alguna casa de campo (...) y así evitar los inconvenientes que inevitablemente debe seguir su llegada a Madrid (...) les he dado una prueba más de mi apego a las Colonias, y también debo agregar con toda verdad, que las principales personas aquí son de la misma opinión, aunque el estado actual de las cosas las obliga a no hacer ninguna demostración de la misma.
Espero que apruebe que el método que propongo es el más seguro y natural para exponer las opiniones de ambas partes. Le ruego me dé una respuesta a través de las mismas manos que le entregarán el presente. No dudo que se quedará en Vitoria hasta que lleguemos allí, y también observará que tendrá usted plena libertad para dirigirse a Madrid, si lo considera oportuno, después de haber hablado del asunto con el mencionado noble...
James Gardoqui
P. S. Habiendo considerado el lugar más adecuado para nuestro encuentro, hemos decidido que sea en Burgos y no en Vitoria, lo cual le ruego que tome nota y espero que nos encontremos allí"12.
Lee respondió, acusando recibo de la carta de Diego de Gardoqui, el mismo día de su llegada
"Tengo el honor de la suya del 17, y, de acuerdo con su petición, le esperaré en este lugar"13.
Las conversaciones de Burgos
Informado el gobierno por el Administrador de Correos de la llegada del "inglés", se desplazaría hasta Burgos Jerónimo Grimaldi, ex-ministro de Estado y recién nombrado embajador en los Estados Pontificios. Carlos III le encomendaba que, además de enterarse de los detalles de la embajada del americano, le hiciera desistir de su pretensión de llegar a Madrid.
Como Arthur Lee no hablaba español y Grimaldi desconocía el inglés, se agregó un intérprete, Diego de Gardoqui, redactor de la carta que se había enviado a Burgos para Lee. Era un reconocido comerciante y financiero bilbaíno que en aquel momento se encontraba en Madrid. Estaba muy relacionado con Inglaterra por negocios de importación y exportación de su empresa familiar14. Se presentó en Burgos el 2 de marzo.
El Duque de Grimaldi llegó el 4. No demoró su encuentro con Lee. Se reunió con él en la noche de ese mismo día. Permaneció en Burgos hasta el 6. Lee y Gardoqui prolongaron su estancia dos días más, hasta el 8 de marzo.
En este breve espacio de tiempo se produjo un intenso intercambio de propuestas y contrapropuestas, de peticiones por una parte y de ofrecimientos de lo posible por la otra. Lee describió al Duque de Grimaldi las condiciones y perspectivas de los Estados Unidos y la naturaleza y progreso de la contienda en la que estaban comprometidos y le resaltó la importancia de aquel proceso tanto para los revolucionarios americanos como para España y Francia. Grimaldi le expuso la incomodidad de su presencia en España, e incluso le manifestó que "el conde de Aranda había sido reprendido por su Corte por no haberle desalentado de venir a España"15. Lee, no obstante, insistía en su determinación de llegar a Madrid. Se le disuadió emplazándole, finalmente, a una reunión en Vitoria, donde unos días después se le daría cuenta de la respuesta de la Corte. Así quedó acordado entre ambos.
Se conocen los términos en que se desarrolló aquella embajada por las cartas de Lee a los diputados americanos —Benjamín Franklin y Silas Deane— que seguían en París, y por los informes remitidos al "Comité de Correspondencia Secreta" para conocimiento del Congreso. Se corroboran con los memoriales y notas dirigidos a Carlos III, con los despachos cruzados entre Grimaldi y Floridablanca, que era el nuevo ministro de Estado, y por las minutas y el dossier redactados por el Conde de Aranda, embajador en París. Hay, asimismo, referencias de las anotaciones que Lee hizo en un diario de su misión diplomática.
En la primera entrevista de la noche del 4 de marzo, Grimaldi transmitió al americano que era voluntad del Rey otorgar ayuda a las colonias sublevadas "sin exigir por nosotros ninguna cosa a cambio"16. Lee dejó constancia de este gesto en su correspondencia.
"A. Lee a Floridablanca
Vitoria, marzo 17, 1777
... El marqués añadió que Su Majestad haría estas cosas por la gentileza de su disposición real, sin estipular ninguna devolución"17.
Gardoqui preguntó al americano qué necesitaban. Lee respondió que una declaración pública de apoyo y el reconocimiento de la independencia "sería el servicio más esencial que se podría prestar a Estados Unidos, ya que se retiraría la fuerza que la Gran Bretaña estaba decidida a emplear contra ellos"18. Aseguraba que sería un estímulo para los colonos saber que España —y Francia— se comprometían con su causa.
Grimaldi le hizo comprender la inconveniencia de la implicación de España en aquel momento por la guerra pendiente con Portugal. Habría que esperar, al menos, a su desenlace, que se preveía cercano, y a que Francia se comprometiera en igual sentido, y que
"por muy ventajosa que sea una declaración inmediata no era el momento (...) sino considerar de qué manera podrían ayudarnos sin comprometerse imprudentemente"19.
El Duque informó al Comisario que había una considerable cantidad de pólvora y otros pertrechos depositados en Nueva Orleans. Le sugirió una acción que juzgaba de fácil ejecución, que los colonos ocupasen Pensacola. La expulsión de los ingleses de este lugar facilitaría las comunicaciones y la recepción de suministros en el territorio de las 13 Colonias.
"Si los americanos tomaban posesión de Pensacola, lo que podrían hacer con una fuerza muy pequeña, haría que el tráfico fuera seguro y no advertido"20.
El americano contestó que igual que España no estaba preparada para una intervención directa, tampoco los colonos americanos tenían capacidad para esa ofensiva. Bastante tenían con defenderse y resistir. Además, no le parecía pertinente porque una operación con esas características se podría interpretar como un ataque a España en sus dominios y que
"le habían dado instrucciones para que diera a esta Corte todas las garantías de que esas posesiones no deben ser molestadas"21.
Lee planteó dos peticiones más, ayuda económica y el envío de suministros. Sin moneda propia, y dependiendo del dinero inglés, los colonos se encontraban con serias dificultades financieras y las necesidades pecuniarias de la nueva Nación eran acuciantes. Demandaba un crédito para el Congreso, que España le hiciera un préstamo. También había necesidad de diversos abastecimientos y de pertrechos militares22.
Se le comunicó que se les haría entrega de pólvora y otros equipos almacenados en Nueva Orleans y en Cuba cuando lo requirieran. Grimaldi le instó a que hiciera una lista de lo más necesario y que se la entregara al día siguiente.
En relación con el asunto de la estancia de Lee en España, convinieron que saldría prontamente y que esperaría fuera de territorio español en un lugar cerca de la frontera.
"Ha manifestado sumo empeño en saber lo que puede esperar, y para esto proponía quedarse aquí hasta la respuesta; mas como mi objeto era el alejarle de España, le he reducido a que se vuelva y vaya a esperar a Bayona..."23.
Concluida la reunión con Grimaldi, Lee refirió a Gardoqui las principales carencias y detalló cuáles eran los productos más necesarios. Los anotó en una lista o "Minuta de los varios efectos que el Diputado Arthur Lee dice que necesitan las Colonias". Incluía anclas para navíos de 36 cañones, artillería de a 24 libras de bala, obuses, lonas para velamen de Navío, jarcia de todas clases, lienzos para tiendas de campaña, lienzos ordinarios para camisas, paños para vestuario, mantas, hilo y agujas, botones de metal blancos y amarillos, medias, zapatos y sombreros, llaves de fusil, estaño, plomo, cobre, hierro en planchas, hojalata, fusiles, bayonetas y pólvora24.
Cuando en la mañana del día siguiente, 5 de marzo, Grimaldi y Lee se reunieron de nuevo, el americano planteó nuevas cuestiones, requirió aclaraciones de lo hablado la noche anterior y se desdijo de la idea de salir de España.
Sostuvo que prefería esperar la respuesta del Rey en territorio español y no en Bayona, y reclamó que se le permitiera permanecer en Vitoria hasta que llegase la resolución de la Corte. Alegaba que marcharse de España transmitiría un mensaje equívoco, perjudicial para las negociaciones con otros países —Holanda, Francia— porque se podría interpretar como un rechazo del Gobierno español a sus peticiones y como una negativa para la colaboración. Añadió que le sorprendía que el embajador inglés e Inglaterra pudieran impedir que el Rey le recibiera, circunstancia que no se había producido en Francia. Sostenía, por el contrario, que entrevistarse con él en Madrid enviaría un mensaje claro a Inglaterra25.
Pidió especialmente la asistencia de ayuda financiera y propuso cómo se podría hacer la transferencia del dinero. Explicó que disponer de efectivo para compras y de crédito para otros menesteres tenía importancia primordial y que los fondos que se necesitaban para continuar la guerra eran cuantiosos. Presentó al Duque de Grimaldi un Memorial en el que constaban los términos de sus peticiones
"Memorial entregado por Arthur Lee al Marqués de Grimaldi.
Burgos, Marzo 5, 1777.
Habiendo sopesado con madurez lo que Su Excelencia el Sr. Marqués de Grimaldi se ha servido comunicarme de parte de S. M., el Sr. Lee se siente agradecido (a pesar de su ferviente deseo de coincidir con los puntos de vista de S. M. y conciliar su amistad con las Colonias) para pedir la atención de S. M. a las siguientes consideraciones:
1. Que si el Sr. Lee se hallara actualmente en París, preparando su venida a Madrid, la podría evitar sin perjuicio considerable, pero siendo ya notorio que el Diputado se halla dispuesto para negociar, y que actualmente está en camino, se consideraría su regreso como un abandono que hacía la Corte de España a Las Colonias, negándose a recibir a su Diputado, porque el hecho de volverse sería notorio, pero no así las razones que le obligaban, pues será preciso tenerlas en secreto y en consecuencia parecería que no las había.
Lo que de semejante concepto se seguiría sería muy perjudicial a las Colonias, así en Francia como en Holanda, y con toda probabilidad causaría efectos poco favorables en la América, porque se debe tener presente que el hecho de la vuelta lo conocerían por mil vías y sólo por una las razones, y aun esto, según su naturaleza, por indirectas obscurasñññññññññññññ Por cuya razón espera el Sr. Lee que S. M. no le pondrá en la penosa necesidad de tomar un paso tan peligroso a su persona para con el mundo y tan poco favorable a aquéllos a quienes representa, así como perjudicial a sus intereses.
2. El Sr. Lee no alcanza a saber por qué razón ni Ley pueden el Embajador de Inglaterra ni su Corte impedir el que S. M. reciba un Diputado del Congreso, pues una nación neutral tiene este derecho, que está asegurado por los ejemplos de tiempos pasados y reconocido por los mejores escritores del derecho de gentes. Y así, ni la Corte Británica ni su embajador han puesto en París esta excepción.
3. Que para no dificultar más la ejecución de las graciosas intenciones que S. M. pueda tener de asistir a los Estados Unidos, el Sr. Lee se toma la libertad de proponer que el medio más efectivo de administrarlas sería más positivo hallándose él en Madrid, para distraer la atención de la Inglaterra con su presencia, mientras se facilitaba por otras vías. El proporcionar dinero para compras de lo que necesitan, y mantener su crédito es casi una declaración y la asistencia más inmediata que se puede dar. Como las Colonias se hallan en su infancia y confrontan contra un poder tan grande, se hacen necesarios unos fondos considerables para mantener la contienda. Los medios para obtener estos fondos por la exportación de productos son ahora difíciles y lentos, por cuya razón se ven precisados a suplicar la asistencia de las potencias amigas, y como a tal, de ninguna esperan más que de S. M. el Rey de España. Cualquier cantidad que fuere de su agrado concederles se podrá hacer efectiva secretamente, dándose una orden por S. M. para que su Embajador en la Haya encargue al Sr. George Grand de Amsterdam que ponga el pago a disposición de los señores Benjamín Franklin, Sylas Deane o Arthur Lee. El Sr. de Grand es una de las personas de quien antes de ahora se ha fiado en iguales circunstancias la corte de Francia, porque es sujeto de toda confianza.
El Sr. Lee se ve precisado a pedir se le permita esperar la resolución de S. M. en ésta o en Vitoria, y no en Bayona, porque habiendo reflexionado sobre ello, está persuadido de que incurriría en la más alta decepción de sus constituyentes si saliere de España sin una respuesta definitiva a los efectos de su comisión"26.
Presentó, asimismo, un memorial, redactado en inglés, cuyo destinatario era el Rey Carlos III27. En este escrito explicaba que el reconocimiento y apoyo demandados por el Congreso Continental de Norteamérica serían también beneficiosos para España tanto desde el punto de vista de los intereses económicos como desde una perspectiva geopolítica
"Memoria sobre la contienda en América.
No parece que el actual estado de la contienda entre la gran Bretaña y la América se ha entendido tan perfectamente que no sea necesario una clara representación de él.
La América se declaró ya por Estado yndependiente, y en dos campañas consecutivas ha repelido los esfuerzos de la gran Bretaña para reducirla, sin que en esta resistencia haya sido hasta aora asistida, de modo que su ynfancia y desprevenida situación se han compensado por su ardor, su yndignación y entusiasmo.
Pero la Gran Bretaña duplica aora sus esfuerzos y está resuelta a que la ynmediata campaña decida el hado de la América. En estas circunstancias llega la rica América a ofrecer la amistad y su comercio (del que a privado a la gran Bretaña) a España y Francia. El valor de esta oferta deve reputarse doblado, por quanto se la priva de él a aquel rival y insolente enemigo que le huviera de tener. Por lo que se debe suponer que éste es un objeto de la primera magnitud, y digno en el grado más alto, de la atención de ambas Cortes.
Se debe asimismo creer que España y Francia no desean que la gran Bretaña prevalezca en la actual contienda, ni el que consiga ganar a la América por conquista o reconciliación; en cuio concepto se sigue que la única questión del día es la siguiente
¿Si es política más sabia el que los dos Soberanos acepten la propuesta alianza declarándose inmediatamente o esperen al evento de la campaña siguiente?
Para juzgarla es necesario considerar qual podrá ser aquél. Como la gran Bretaña está resuelta a hacer su maior esfuerzo, debemos creer que el evento más probable |1v será o la reducción de América o un acomodo fundado sobre un mutuo convencimiento de sus fuerzas recíprocas. Porque viéndose la América desesperada por la falta de una buena asistencia desde Europa apresurará su acomodo. Es constante que la neutralidad de España y Francia dexa a la G. Bretaña el campo avierto para obrar con toda su fuerza y para que resulten dichos eventos, qualquiera de los quales serán en gran manera perjudiciales a ambas naciones y venturosas a su enemigo. Si la G. Bretaña conquistase la América será en su mano un poderoso ynstrumento para menearlo a su voluntad contra dichas naciones; y que éste no quedará sin exercicio por mucho tiempo nadie lo debe dudar, si conoce que la Corte de la G. Bretaña se halla bien ynformada de que a lo menos se ha mirado con alguna protección a aquello que la llama .. o titula la más peligrosa rebelión así como si no ignora el que la Cabeza de aquella Corte es de un temperamento que jamás lo olvida ni perdona.
Si se verificase la reunión por acomodo se perderán las mismas ventaxas y se deben temer las mismas consequencias. Por cuia razón no puede el fin de la campaña, en toda probabilidad, prometer momento tan favorable para la efectiva interposición de España y Francia que el actual; y en toda humana congetura la haría infructuosa.
A la verdad ¿qué tiempo podrá proporcionarse más favorable que el presente en que la gran Bretaña se ve tan sumamente oprimida por las que alguna vez fueron sus Colonias que la ballanza entre ambas se mira dudosa? ni tampoco debe dudarse que el aditamento de España o Francia, y mucho menos de ambos, haría que la América preponderase y se separen de la Inglaterra para siempre. Con que podrá |2 aver objeto más precioso que se privaría de esta grande y crecedera fuente de su mercantil riqueza, su marina y sus dominios.
La Corte británica está tan persuadida de que la pérdida de la América sería un efecto ynevitable de una guerra europea que a nada teme más de evitable de modo que no ay hombre en aquella nación que no lo conosca. Y es por esto que el Rey se ve precisado en todas sus arengas a asegurar al Parlamento de la tranquilidad de Europa para de esta suerte animarlos a mantener su guerra con la América. Por esto mismo ha trabaxado tanto para impedir el rompimiento entre España y Portugal aviendo por último renunciado a éste. Débese suponer foremente que la G. Bretaña tolerará qualquier cosa hasta el punto de un cruel y abierto acto de hostilidad por no imponerse en una guerra con Estado alguno de Europa mientras dure esta contienda con la América.
Durante la última guerra proveió la América de doce mil marineros y veinte mil hombres de tropa de los quales se ve oy privada la G. Bretaña y son oy éstos triplicados enemigos contra ella. El Comercio de la América según lo declaró el Señor Pitt que fue quien conduxo la última guerra fue el que la hizo triunfar y el todo de aquel comercio se mira oy contra la G. Bretaña. En la América se proveen para todas la expediciones contra las Yslas de España y Francia. Y desde ella podría aora invadirse felizmente sus propias Yslas. Y en una palabra podría batirse a la G. Bretaña sin todas aquellas ventaxas que en la última guerra la llenaron de felicidades porque que pudiera acontecer que la libertad de experimentar el amargo rebés de su fortuna ¿Qué política puede ympedir a los dos Soberanos cuia prosperidad |2v es yncompleta con el poder de aquella para malograr una oportunidad como ésta de humillarla, quando si se pierde puede no bolverla a tener jamás? Si la G. Bretaña consigue por otra vez renforzarse con la América, bien sea por conquista o acomodo, será en vano amenazarla con la guerra. Porque como a la América hasta aora sólo se la a contemplado como a Hércules en la cuna la G. Bretaña unida de nuevo con un poder tan excesivo reinará sobre su aborrecido y será el irresistible árbitro de Europa. éste, pues, es el momento en que el poder de España y Francia podrá cortar las alas de su buelo por siempre. Uno de los cuerpos más respetables de Ynglaterra dixo a su Soberano con gran propiedad y espíritu cosa de dos annos que sus ministros precipitavan la nación a una situación en la qual sólo el sufrir a sus rebeldes podría libertarla de destruirse. ésta es seguramente aquella situación que occurra en el día y el resto se halla en manos de España y Francia.
[Al margen] Burgos, marzo 5th, 1777
Arthur Lee, Comisionado de los Estados Unidos de la América"28.
Arthur Lee permaneció en Burgos hasta el 8 de marzo. Se ocupó en escribir varios informes y en remitirlos a las autoridades americanas.
"A. Lee al Comité de Correspondencia Secreta
Burgos, 8 de marzo de 1777
Señores:
Habiendo acudido aquí para conferenciar conmigo una persona de elevada posición, estoy autorizado para asegurarles que les enviarán desde Bilbao suministros para el ejército en todas las ocasiones que surjan. Puedo decir con certeza que un comerciante de esta población tiene órdenes en este sentido29; está aquí ahora conmigo para comprar mantas, que se fabrican en esta parte del país30. A él le daré la lista de lo que necesitamos. Deseo también informarles que las municiones y paños que están depositados en Nueva Orleans y en La Habana, lo están con instrucciones para ser entregadas a cualquier barco americano que se detenga allí con esta intención.
Estoy intentando que se me conceda inmediatamente una suma de dinero, de modo que podamos responder con mayor seguridad a sus facturas, en caso de que lo considere necesario, y podamos pagar algunos barcos de guerra en Europa31.
(...)
Acaban de llegar aquí noticias de la muerte del rey de Portugal. Numerosos cuerpos de tropas marchan desde Madrid hacia las fronteras de ese reino... Arthur Lee"32.
Las propuestas de apoyo prometidas en Burgos se confirmaron en la respuesta de la Corte que Grimaldi transmitió a Lee en Vitoria el 13 de marzo. El americano se mostró complacido por los términos de la contestación y consideró como un éxito su negociación33. No obstante, se mantenía la excepción, que encontró justificada, de la inmediata alianza con Estados Unidos e implicación directa en el conflicto
"Usted ha considerado su propia situación y no la nuestra. El momento aún no ha llegado para nosotros. La guerra con Portugal —Francia no está preparada y nuestros barcos con el tesoro de Sudamérica aún no han llegado— hace que no sea apropiado que la declaremos de inmediato. Estas razones probablemente cesarán dentro de un año, y entonces será el momento" 34.
La valoración positiva que hacía de su gestión se aprecia en una carta que el 17 de marzo dirigió al Conde de Floridablanca dándole cuenta del resultado de sus negociaciones con Grimaldi. Al tiempo que mostraba signos de gratitud por las promesas que se le habían hecho resaltaba que igualmente España obtendría beneficios por los acuerdos de cooperación con los que se había comprometido
"Al Conde Floridablanca, Ministro del Rey de España
Vitoria, Marzo 17, 1777.
El Sr. Lee desea manifestar a Su Excelencia, el Conde de Florida Blanca, lo que ha entendido de Su Excelencia, el Marqués de Grimaldi, que son las intenciones de Su Majestad en relación con los Estados Unidos de América.
Que por razones muy poderosas Su Majestad no puede en este momento entrar en alianza con ellos, o declarar a su favor; que, no obstante, puedan estar seguros del sincero deseo de Su Majestad de que se establezcan sus derechos y libertades y de que les ayudará en la medida en que sea compatible con su propia situación; que para este propósito la casa de Gardoqui de Bilbao les enviaría provisiones para su ejército y armada de vez en cuando; que encontrarían algunas municiones y ropa depositadas para ellos en Nueva Orleans, cuya comunicación estaría muy asegurada y facilitada por la toma de posesión de Pensacola; que sus naves deberían ser recibidas en La Habana en las mismas condiciones que las de Francia, y que el Embajador en París tendría instrucciones de inmediato para dar crédito a sus Comisionados en Holanda
(...)
El señor Lee ha comunicado al Congreso de los Estados Unidos estas amables intenciones en términos lo más cautelosos posible (...) de modo que (...) si los despachos cayeran en manos del enemigo, solo se pueda conjeturar (...) y el capitán tiene las órdenes más estrictas de arrojar los despachos al mar en caso de ser capturado.
El señor Lee es consciente de que estas intenciones se miden por la magnanimidad de un príncipe grande y opulento, y se convierten en el personaje de un monarca tan ilustre como el rey de España. Está satisfecho de que despertarán los más fuertes sentimientos de gratitud y veneración en los pechos de aquellos a quienes miran. Al mismo tiempo confía que la nación española recibirá una retribución no despreciable de la libertad de ese comercio, cuyo monopolio contribuyó tanto a fortalecer y engrandecer a su rival y su enemigo; ni nada puede dar satisfacción más duradera al espíritu real que el reflejo de haber empleado los medios que Dios ha puesto en sus manos para ayudar a un pueblo oprimido a reivindicar esos derechos y libertades, que han sido violados por los seis años de incesantes injurias y súplicas insultadas; aquellos derechos que Dios y la naturaleza, junto con la convención de sus antepasados ??y la constitución de su país, otorgaron a los pueblos de los Estados
(...)
El rey de España, al ayudarlos a mantener ese llamamiento, ayuda a reivindicar los derechos vulnerados de la naturaleza humana. Ninguna causa puede ser más ilustre, ningún motivo más magnánimo.
Arthur Lee"35.
También informó de sus conversaciones al Comité secreto de correspondencia. En otra carta, datada en Vitoria al día siguiente, 18 de marzo de 1777, Lee repetía lo expuesto en su misiva a Floridablanca, aunque de forma más prolija y se mostraba ufano por los logros de su misión. Ampliaba la información sobre algunos aspectos concretos de lo acordado con Grimaldi y Gardoqui
"Al Comité de correspondencia secreta
Vitoria, marzo 18, 1777
Señores,
Tuve el honor de escribiros el día 8 desde Burgos, donde he tenido otra conferencia en este lugar para mayor secreto y despacho. Además de los pertrechos, de los que os informé que debían ser suministrados a través de la casa de Gardoqui en cada oportunidad, y de la pólvora y ropa que están en Nueva Orleans, y que se adelantarán a vuestro pedido, me han asegurado tener crédito de vez en cuando en Holanda, y que se darán órdenes de recibir vuestros buques en la Habana, como se reciben los de la nación más favorecida, la francesa
(...)
Adjunto una estimación de los precios actuales de varios artículos americanos en Bilbao...
Arthur Lee"36.
Estos informes son esclarecedores de lo tratado en las negociaciones y de los principios de acuerdo alcanzados en el breve lapso temporal de aquellos encuentros. Corroboraban, prácticamente, todo lo que se había tratado en Burgos. Se insistía en que no se acercase a Madrid. Se le explicaban las razones —guerra con Portugal y dificultades financieras— por las que en aquel momento no era pertinente involucrarse en el conflicto armado. Se atenderían sus peticiones de abastecimientos. En breve se impartirían órdenes a la empresa bilbaína "Casa Gardoqui e Hijos" —de la que era parte integrante el traductor de aquella misión diplomática, Diego de Gardoqui— para suministrar a Estados Unidos todo lo que pudiera conseguir para su ejército y marina37. Ya podían pasar a recoger los productos textiles y los barriles de pólvora almacenados en Nueva Orleans. Se abastecería y se daría apoyo logístico a los barcos de la nueva Nación en La Habana, a través de cuyo puerto se trasvasarían mercancías. Se había aprobado, también, la habilitación de apoyo financiero. Se le facilitaría mediante un crédito en Holanda, cuya orden ya le estaría esperando cuando regresase a París.
De lo pactado a los hechos.
Terminadas las conversaciones, Grimaldi regresó a Madrid y emprendió el viaje a Italia, Gardoqui se trasladó a Bilbao, para enviar lo antes posible los suministros de velas, paños, cordaje, mantas y provisiones bélicas, y Lee hizo su camino de regreso a París, donde se reunió con los otros comisionados38.
No hubo demora en la materialización de las promesas. El despacho acordado de suministros comenzó prontamente. La ayuda de la Corona española se canalizó a través de intermediarios privados. Papel muy destacado en estas operaciones tuvo la "Casa Joseph de Gardoqui e hixos" de Bilbao, que tenía experiencia en el comercio con las Colonias norteamericanas. Gestionó la adquisición y aprovisionamiento de los distintos productos y se encargó de su expedición en barco, principalmente desde el puerto de Bilbao39.
Los envíos de armas, municiones y suministros militares se hacían de forma solapada, camuflados como tráfico regular. Diego de Gardoqui recibía los fondos dinerarios en Madrid. Los enviaba a París a través de sus banqueros, a nombre de Lee, el cual hacía los pedidos a la Casa Gardoqui, de Bilbao. Esta empresa se encargaba de buscar, comprar y embarcar las mercancías. Lee pagaba el importe a través de bancos con el dinero recibido de España. Se facilitaba a través de la Tesorería General de Guerra y de la Administración de Rentas Provinciales. Era dinero en efectivo y de origen oficial, aunque esta circunstancia se enmascaraba mediante este sistema de transferencias. El embajador británico en España, lord Grantham, y sus agentes estaban alerta para obstaculizar el desarrollo de estas operaciones, pero con escaso éxito40.
Los barcos de la Compañía de Gardoqui participaban desde hacía tiempo en el comercio ultramarino con las Colonias británicas en América del Norte, entre el puerto de Bilbao y los puertos de Salem y Boston, con escala en La Habana. Esta actividad contrastada servía como tapadera para esconder entre sus mercancías armas, municiones y otros pertrechos militares para los rebeldes41. De este modo "utilizando con toda eficacia los fondos reales y los propios de la familia y de otros colaboradores, Diego de Gardoqui envió ayuda por cerca de un millón de reales a los rebeldes americanos"42.
En el cuadro núm. 1 se resume una estimación de parte de aquel tráfico45.

Julio César Santoyo, reproduciendo un texto de Manuel Ballesteros Gaibrois, menciona algunos de aquellos envíos con los que —dice— "se les proporcionaron otros cuatro millones de reales de vellón, con los que se adquirieron" diversos efectos de equipamiento militar43. Con este apoyo los sublevados vencieron en la decisiva batalla de Saratoga —octubre de 1777— antesala de la incorporación a la guerra de Francia, en 1778, y de España, en 1779. A ello habría que añadir otros suministros, como, en 1778, también por cuenta pública, los que hicieron los Gardoqui de 18.000 mantas, 11.000 pares de zapatos, 41.000 pares de medias y camisas, y grandes cantidades de piezas de tela para tiendas de campaña y medicinas. Sus facturas ascendieron en ese año a 600.000 reales de vellón44. Constituyen una parte de los crecidos suministros proporcionados por España.
También hubo transferencias de dinero en efectivo. A través de la empresa "Joseph de Gardoqui e hixos" se enviaron 120.000 reales de a ocho y órdenes de pago por valor de otros 50.000. Este dinero, los "Spanish dollars", sirvió para respaldar la deuda pública estadounidense, los "continentales". El efectivo español se copió y dio lugar a su propia moneda, el dólar de Estados Unidos. En su definición intervino otro comerciante, de origen irlandés, Oliver Pollack, al que España transfirió un crédito para las Colonias de 8 millones de reales para suministros de guerra. Se introducían principalmente por el curso del Misisipí.
Menguado reconocimiento de la cooperación hispánica.
Durante la ausencia de Lee, Franklin había recibido del Congreso un nombramiento que le confería atribuciones exclusivas como comisionado para la Corte Española y le autorizaba a preparar un tratado con España, hacer arreglos que promovieran una interacción amistosa y avanzar en lo concerniente a los objetivos de la guerra. Como Lee había logrado en su misión todo lo que se podría esperar en aquel momento, Franklin no se trasladó a España46.
Arthur Lee se jactó del éxito de su embajada, si bien sus objetivos sólo se satisficieron parcialmente, pues no hubo inmediato reconocimiento oficial de la independencia y tampoco se expresó el alineamiento público con los sublevados. De ambas peticiones se hacía caso omiso, de momento, por razones de orden práctico, aunque no se excluía su aceptación para más tarde, como, en efecto, sucedió. Las otras cuestiones tratadas en Burgos, para las que se llevó a Lee la respuesta de la Corte a Vitoria, proporcionaron un respaldo de notable importancia para el proceso de independencia de los Estados Unidos. Como resultado de aquellas conversaciones se definieron como compromisos concretos con procedimientos ordenados los modos de apoyo a los rebeldes de las Colonias norteamericanas. Adquirían una nueva dimensión al especificarse en un acuerdo formal, aunque aquellas acciones ya se contemplaban en los designios de la Corona hispánica con anterioridad
"Excmo. Sr.
Muy Señor mío. De los dos millones de libras tornesas destinados por ambas cortes para auxilios a las Colonias Inglesas de América, se les embían actualmente 216 cañones de Bronce, 209 cureñas, 27 morteros, 29 afustes, 12.826 Bombas, 51.134 Balas, 300 millares de pólvora, 30.000 fusiles con sus Bayonetas, 4.000 tiendas, 30.000 vestidos completos
(...)
El embarco de todo se hace en diferentes puertos y bastimentos ligeros, dividiéndolo expresamente por si alguno se perdiere, o cayese en manos de los Ingleses; y todo se practica como si fuese a cuenta de las Colonias, y remitido por sus emisarios, o correspondientes (...) Incluyo (...) copia de la última carta que ha partido para las Colonias (...) llevándola bien estudiada el patrón Americano del bastimento (...) para echar al agua el pliego que va bien dispuesto de peso a fin de colarlo a fondo en caso de hallarse sin recurso de salvarse de los ingleses...
París, 7 de Setiembre de 1776"47.
También se efectuaban otras operaciones comerciales, de "contrabando", por particulares, que participaban, con anuencia oficial, en los flujos de suministro de armas y pertrechos militares. Había destacado, en este campo, la "Casa Gardoqui e Hijos". A partir de las negociaciones de Lee en España pasó a ejercer estos servicios con carácter semioficial, aunque manteniendo la forma encubierta. Se convirtieron en oportunidad muy importante para la consolidación de la nueva Nación.
En sus informes y comunicaciones a los otros Comisionados y al Congreso Lee destacaba sus logros. Esta satisfacción expresada tras su breve estancia en Burgos y Vitoria contrasta con la opinión despectiva que muy poco antes había vertido sobre los españoles. En la descripción de su viaje por tierras castellanas camino de Burgos, que anotó en su diario, detalló de modo grotesco sus sensaciones de Castilla
"Los castellanos se parecen en ciertos aspectos a los indios, pero con peor catadura, y su suciedad y olor a ajo los hace más desagradables que la pintura y la grasa de cerdo salvaje con que estos se embadurnan. Los españoles parecen ignorar parecen ignorar que en el mundo existan más pueblos que el francés, al que odian a muerte. No hay acomodo para los viajeros, y nadie les muestra la más mínima atención, como no sean las pulgas y otros insectos que en enjambres acuden a presentarle a uno sus respetos. Desde la cuadra, que es el habitáculo común de los caballos, asnos, mulas, perros, cerdos, mendigos y vagos, se sube hasta la habitación, donde te reciben toda clase de pulgas y piojos, y donde todo está tan sucio como si este detestable pueblo profesara una hidrofobia general y constante. Eso sí, están muy atentos a exigirte el dinero a cambio de su suciedad, y a sisarte y robarte El país es montañoso; apenas se puede ver un arbol, y pocos cultivos. Se parece a Escocia más que cualquier otro sitio que yo haya visto hasta ahora, y espero no tener nunca el honor de ver un país que se acerque mucho a este"48.
No constan testimonios acerca de si, tras la conclusión de su embajada, hubo cambio en su opinión de los españoles.
Tampoco ha tenido reconocimiento suficiente el enorme esfuerzo financiero que la ayuda a Estados Unidos supuso para España, en su doble modalidad de socorros a fondo perdido y de empréstitos. El secretismo y complejo sistema de transferencias dificulta su conocimiento exacto, pero se sabe que fue muy elevado.
Por otra parte, de aquellas ayudas que se hicieron en la modalidad de préstamos sólo una pequeña parte se reintegró.
"... además del hecho básico de recibir una ayuda fundamental para la independencia, durante más de dos siglos se han pasado por alto dos conclusiones históricas de largo alcance jurídico-político. La primera es que no solo había habido una insuficiente cuantificación, computación y pago del principal de lo adeudado a España por parte de Estados Unidos, sino que tampoco se habían liquidado en su totalidad las cantidades prestadas y los pertrechos militares suministrados. Esta cuestión quedó pendiente, tanto desde el punto de vista político como del jurídico, y sigue de hecho pendiente
(...)
Los ministros plenipotenciarios norteamericanos presentes en París, a pesar de que una parte considerable del dinero y los pertrechos aportados por España habían pasado por sus manos (especialmente, por las de John Jay y Carmichael, entre otros), ofrecieron una cuantificación de las cifras deliberadamente inexacta —llegaron a sostener que la contribución financiera de España había sido ínfima—, no reconociendo así la deuda principal existente y, por tanto, la importante contribución española a su emancipación política..."49.
José Antonio Armillas señala cómo España tuvo que asumir, incluso, gastos a los que no se había comprometido, como las obligaciones de letras extendidas sin acuerdo previo sobre la Hacienda española por el Gobierno de Estados Unidos, para salvar su deuda exterior
"Con tan expeditivo procedimiento (...) la Hacienda Real acabó haciéndose cargo del pago de 100.00 libras esterlinas..."50.
Recientemente se han hecho evaluaciones, como la de José María Lancho, sobre el monto total de la deuda contraída
"La cuantificación total de lo prestado, ajustando a la baja y con un criterio de prudencia, proporciona un monto de 3.266.690,9 dólares, es decir, 653.333.800 reales de vellón o 13.066.763,6 libras tornesas (...) de los empréstitos españoles, Estados Unidos reconoció exclusivamente un préstamo en 1778 de 66.961 dólares y otro de 174.011. La cantidad abonada, incluidos los intereses, entre 1793 y 1794 ascendió a 342.120,62 dólares, menos de un 10 por 100 de la deuda real"51.
Otras estimaciones concluyen en cifras dispares. Hacer una cuantificación, si no exacta sí, al menos, próxima a la realidad, es tarea difícil. Algunas partidas no se contabilizaron, para otras hay reconocimientos contradictorios y una parte de la deuda nunca fue reconocida
"Se ha dicho, que más de un año antes de la misión del Sr. Lee, España había enviado un millón de libras a Francia para los americanos, pero nosotros no hemos visto ninguna prueba de tal hecho, ni creemos que sea probable" "52.
Hay, no obstante, diversas referencias y numerosas anotaciones en correspondencia y otros documentos en los que se iban registrando los avatares del proceso de independencia, y, entre ellos, los relacionados con procedimientos y cuantías de su financiación. El soporte financiero, además de la apertura de los puertos y mercados hispánicos se complementó, algún tiempo después, con una estrategia militar, que tuvo varios frentes"53. Pero esta dimensión no forma parte de los convenios tratados en Burgos. Sí tiene relación con aquellas conversaciones la deuda, que se mantiene.
N O T A S
1 ARCHIVO HISTóRICO NACIONAL. Estado, 4414, Exp. 2. "Extracto de las ideas y reflexiones del conde de Aranda, embajador de España en Francia, con motivo de la revolución de las colonias anglo-americanas, y de las explicaciones a que tales desavenencias dieron lugar entre el Gabinete español y el francés" [En lo sucesivo AHN].
2 PéREZ SAMPER, María de los ángeles. "España en el origen de Estados Unidos. Una decisión complicada", Historia y Vida, 574 (2016), págs. 36-43.
3 YELA UTRILLA, Juan Francisco. España ante la independencia de Estados Unidos. Lérida. Gráficos Academia Mariana. 1925. 2 vol., cf. vol. II, pág. 62; Reedición en un volumen de 971 págs. por Ediciones Istmo. Oviedo. 1988. Citado por Julio César SANTOYO. Arthur Lee. Historia de una embajada secreta. Vitoria. Caja de Ahorros Municipal de la Ciudad de Vitoria. 1977. 179 págs., cf. pág. 19. "Jerónimo Grimaldi al Conde de Aranda". Madrid, 4 de febrero de 1777.
4 SPARKS, Jared. The Diplomatic Correspondence of the American revolution, edited by Jared Sparks. Boston. Nathan Hale and Gray & Bowen. 1829. 2 vols., cf. vol. I, págs. 250-255. "To the Committee of Secret Correspondence". Paris, 17th January, 1777.
5 The North American Review, vol. XXX. New Series, vol. XXI. Boston. Gray and Bowen. 1830. 580 págs., cf. pág. 470.
6 AHN. Estado, 4414, Exp. 2. "Extracto de las ideas y reflexiones del Conde de Aranda...". París, 31 de enero de 1777.
7 WHARTON, Francis. The Revolucionary Diplomatic Correspondence of the United States. Edited under direction of Congress by Francis Wharton. Washington. Government Printing Office. 1889. 2 vols., cf. vol. II, págs. 261-265. "Franklin, Deane, and Lee to Committee of Secret Correspondence". Paris, February 6, 1777. SPARKS, Jared. The Diplomatic Correspondence..., vol. I, pág. 260-264. "To the Committee of Secret Correspondence". Paris, 6th February, 1777.
8 AHN. Estado, 4414, Exp. 2. "Extracto de las ideas y reflexiones del conde de Aranda...". Consta en una anotación de instrucciones remitidas —Madrid, 24 de marzo de 1777— al embajador.
9 Pablo Jerónimo Grimaldi y Pallavicini, Marqués de Grimaldi, nacido en Génova en 1706, fue Secretario de Estado —1 de octubre de 1763 a 9 de noviembre de 1776— y Embajador en Roma —17 de enero de 1777 a 21 de diciembre de 1784— en sustitución de su amigo Floridablanca, que le sucedió como Secretario de Estado. El 28 de febrero de 1777 el Rey Carlos III creó a su favor el título nobiliario de Duque de Grimaldi.
10 Carta enviada al Administrador de Correos de Burgos —El Pardo, 17 de febrero de 1777—. Citado por Julio César SANTOYO. Arthur Lee. Historia de una embajada..., págs. 55-56.
11 "Diario" de Arthur Lee, fol. 27. LIBRARY OF CONGRESS. Washington, D.C. Manuscript Division. Force Papers. Series VII E. BOX VII E:24 REEL 17. (71) Lee, Arthur, 1740-1792. Memoir, 1776-1777. Copia por Peter Force de parte de las memorias inacabadas de Arthur Lee sobre la Revolución norteamericana. Describe principalmente sus experiencias como comisionado del Congreso Continental en Francia y su misión diplomática en España —16 de diciembre de 1776 a 26 de septiembre de 1777—. Incluye extractos de correspondencia de Lee. Hacemos las citas a este "diario" a partir de las transcripciones de Julio César Santoyo, Arthur Lee. Historia de una embajada..., págs. 141-159.
12 WHARTON, Francis. The Revolucionary Diplomatic Correspondence..., vol. II, págs. 271-272. "Gardoqui to A. Lee. Madrid", February 17, 1777. SPARKS, Jared. The Diplomatic Correspondence..., vol. II, págs. 33-35. "From James Gardoqui to Arthur Lee. Madrid". February 17th, 1777.
13 WHARTON, Francis. The revolucionary diplomatic correspondence..., vol. II, pág. 272. "In a letter dated at Burgos, February 28, 1777, Mr. Lee replied to the above as follows".
14 Diego María de Gardoqui Arriquibar (1735-1798) fue un comerciante, banquero y diplomático español, miembro de una acaudalada familia de mercaderes bilbaínos. Residió varios años en Londres, ocupado en los negocios familiares. Fue prior segundo —1765— y cónsul —1776— del consulado de Bilbao, y Regidor capitular de su ayuntamiento y contador de la Villa —1768, 1771 y 1774—. En marzo de 1777 fue intérprete en las negociaciones del Secretario de Estado de España, Grimaldi, con el comisionado del Congreso de las Provincias Unidas de América del Norte, Arthur Lee, en Burgos y Vitoria. Fue agente destacado de la ayuda financiera y del flujo comercial de España a los insurgentes norteamericanos. Tras el reconocimiento de la independencia de Estados Unidos, en 1783, por el Tratado de París, fue nombrado comisario de Guerra, cónsul y agente general en Londres. En 1784 pasó a representar a España en Filadelfia como Ministro Plenipotenciario encargado de Negocios en los Estados Unidos de Norteamérica, y embajador desde 1785 hasta 1789. Fue Ministro de Hacienda con Carlos IV de 1792 a 1796.
15 The Nord American Review, vol. XXX, New Series, vol. XXI. Boston. Gray and Bowen.1830., cf. pág. 471.
16 "Diario" de Arthur Lee, fol. 27 (Santoyo, págs.143-144).
17 The Nord American Review, vol. XXX, New Series, vol. XXI, pág. 472. WHARTON, Francis. The Revolucionary Diplomatic Correspondence ..., vol. II, pág. 290. "A. Lee to Florida Blanca". Vitoria, March 17, 1777.
18 "Diario" de Arthur Lee, fol. 28 (Santoyo, pág. 144).
19 "Diario" de Arthur Lee, fol. 28 (Santoyo, pág. 144).
20 "Diario" de Arthur Lee, fol. 31 (Santoyo, pág. 146).
21 "Diario" de Arthur Lee, fol. 31-32 (Santoyo, págs. 146-147).
22 "Diario" de Arthur Lee, fol. 29-30 (Santoyo, pág. 145).
23 YELA UTRILLA, Juan Francisco. España ante la independencia..., vol. II, pág. 78.
24 "Diario" de Arthur Lee, fol. 32 (Santoyo, pág. 147). YELA UTRILLA, Juan Francisco. España ante la independencia..., vol. II, pág. 72.
25 "Diario" de Arthur Lee, fol. 33 (Santoyo, pág. 147). YELA UTRILLA, Juan Francisco. España ante la independencia..., vol. II, págs. 75-76.
26 SPARKS, Jared. The Diplomatic Correspondence..., vol. II, págs. 38-39. "Memorial Delivered by Arthur Lee to the Marquis de Grimaldi". Burgos, March 5th, 1777.
27 Con el nombre de "Memoria sobre la contienda en América" hay un manuscrito de Arthur Lee cuyo texto en inglés se completa con la traducción interlineada al español que hizo Gardoqui. Está fechado en Burgos, el 5 de marzo de 1777. UNIVERSIDAD DE HARVARD. Harvard Library. Harvard Digital Collections. Houghton Library. III. Arthur Lee papers Lee, Arthur, 1740-1792. Memoria sobra la contienda en la America. A.MS.s.; Burgos, Mar 5th, 1777. En el repertorio impreso The revolucionary diplomatic correspondence oh the United States, de Francis Wharton, vol. II, págs. 280-282, este documento se incluye con el título "Memorial presented to the Court of Spain by Arthur Lee" y fecha de 8 de marzo de 1777. Así figura, también, con la misma fecha de 8 de marzo, en The Diplomatic Correspondence of the American revolution, editada por Jared Sparks, vol. II, págs. 42-44.
28 La transcripción corresponde a la traducción al español, interlineada entre el texto inglés, que hizo Gardoqui. Fig. núm. 2.
29 Se refiere a Gardoqui.
30 Mantas de Palencia.
31 En Holanda.
32 WHARTON, F.: The Revolutionary Diplomatic Correspondence..., vol. II, p. 280. "A. Lee to Committee of Secret Correspondence". Burgos, March 8, 1777.
33 The Nord American Review, vol. XXX, New Series, vol. XXI, pág. 472.
34 SPARKS, Jared. The Diplomatic Correspondence..., vol. II, pág. 44. "Answer to the Memorial by the Marquis de Grimaldi, at Vitoria". Al pie de esta carta, y del Memorial a la Corte de España, el Sr. Lee firma como "Comisario Plenipotenciario del Congreso de los Estados Unidos de América". Pero esto debe de haber sido para aparentar una mayor formalidad, ya que todavía no había recibido del Congreso ningún nombramiento para España, y viajó a ella sólo por un acuerdo de los Comisionados en París, uno de los cuales era él.
35 SPARKS, Jared. The Diplomatic Correspondence..., vol. II, págs. 45-47. "To the Count de Florida Blanca, Minister to the King of Spain". Vitoria , March 17th, 1777.
36 SPARKS, Jared. The Diplomatic Correspondence..., vol. II, págs. 47-54. "To the Committee of secret correspondence". Vitoria, March 18th, 1777.
37 La elección como traductor, primero, y después como "gerente" de aquel peculiar tráfico mercantil estaba fundamentada. Gardoqui tenía gran experiencia y consistentes relaciones con otros empresarios en las Colonias británicas de América del Norte.
38 The Nord American Review, vol. XXX, New Series, vol. XXI, pág. 473.
39 Se despacharon suministros desde otros lugares, como Cádiz y algunos puertos franceses.
40 CHANNING, Edward. A History of the United States by Edward Channing. New York. The Macmillan Company. 1905-1925. 6 vol., cf. vol. III. A History of the United States by Edward Channing. The American Revolution. 1761-1789, 1912, págs. 283-284.
41 Las operaciones de contrabando se iniciaron con los barcos de la Casa Gardoqui antes de que la Corona hispánica le encomendara gestionar la ayuda encubierta comprometida por las conversaciones de Burgos.
42 GARTEIZ-AURRECOA, Javier Divar. "El embajador Don Diego María de Gardoqui y la Independencia de los EE.UU.", Jado: boletín de la Academia Vasca de Derecho = Zuzenbidearen Euskal Akademiaren aldizkaria, año 9, núm. 20 (2010), págs. 183-199, cf. págs. 185-186.
43 SANTOYO, Julio César. Arthur Lee. Historia de una embajada..., págs. 130-131.
44 CHANNING, Edward. History of the United States, vol. III, pág. 284.
45 LANCHO RODRíGUEZ, José María. "La ayuda financiera española a la independencia de Estados Unidos", España y la independencia norteamericana. Ciclo de conferencias, octubre 2014. Ministerio de Defensa. Instituto de Historia y Cultura Naval. XLIX Jornadas de historia maríima. Cuaderno monográfico núm. 70. Madrid. 2015, 101-118, cf. págs. 106-107.
46 The Nord American Review, vol. XXX, New Series, vol. XXI, pág. 473.
47 AHN. ES.28079.AHN//ESTADO,4072,Exp.8. Minuta de despacho del conde de Aranda, embajador de España en París, al secretario de Estado Grimaldi dándole cuenta de la inversión de los dos millones de libras tornesas facilitadas por España y Francia y demás auxilios que se enviaban a las colonias inglesas de América (París, 7 de septiembre de 1776).
48 Citado por Julio César SANTOYO, Arthur Lee. Historia de una embajada secreta..., pág. 63.
49 LANCHO RODRíGUEZ, José María. "La ayuda financiera española a la independencia...", pág. 102.
50 ARMILLAS VICENTE, José Antonio. El nacimiento de una gran Nación. Contribución española a la independencia de los Estados Unidos de América del Norte. Logroño. Colegio Universitario de Logroño. 1976. 8 págs.
51 LANCHO RODRíGUEZ, José María. "La ayuda financiera española a la independencia...", págs. 111-112.
52 The Nord American Review, vol. XXX, New Series, vol. XXI, pág. 473.
53 España se involucró en la guerra a partir de 1779, por el Tratado de Aranjuez entre España y Francia. Participó con fuerzas navales y terrestres, en las que se integraron combatientes procedentes de los territorios hispanoamericanos. Tuvo peso notable en la decisión de implicarse en el conflicto la campaña de prensa de La Gaceta y El Mercurio, y el deseo de recuperación de Gibraltar, de Menorca y de otros territorios ultramarinos anexionados por Inglaterra en la guerra de los Siete años. PéREZ SAMPER, María de los ángeles. "España en el origen de Estados Unidos. Una decisión complicada", Historia y Vida, 574 (2016), págs. 36-43.
FIG. NúM . 2. Arthur Lee. Memoria sobre la contienda en la América. 1777